La originalidad nunca es un propósito. Ser original es una cualidad; quererlo ser es un defecto. Quien busca ser más novedoso que original, lo más probable es que no alcance sino el ridículo. Hay quienes no pensando nada por sí solos, se creen también en posesión de ideas originales por el mero hecho de obrar justamente al revés de otros que les precedieron.
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